Ahí Está Jesús

El domingo 15 de enero de 2023 tuve el singular privilegio de predicar en mi iglesia madre, la Primera Iglesia Bautista de Río Piedras (comenzando en el 28:35). El tema del sermón fue “Ahí Está Jesús” basado en la lección en el Evangelio según San Juan 1.29-37.

Nuestro rol como seguidores de Jesús, de su ejemplo de presencia, cercanía, solidaridad, cotidianidad, y humanidad, no es que la gente venga a donde nosotros, ni mucho menos que la gente se convierta a nosotros... es preparar la mente y corazones de la gente para la inminencia de la presencia de Dios en la gente.

Hace unos momentos tuvimos, como congregación, la hermosa  y singular oportunidad de conocer a un niño. El mismo fue  traído por sus padres para que recibiera una bendición en el  contexto del encuentro de adoración de esta comunidad de fe.  Es, en definitiva, un momento de oración. Pero el momento es  más que eso. A ese momento, en la tradición de esta  congregación, se le llama presentación. Cuando a mi sobrino  Benjamín se le dijo que venía a Puerto Rico para, entre otras  cosas, ir a la presentación de su primo, cuentan que su  respuesta fue rápida, y debo decir que llena de sentido y hasta  de sabiduría. Dice Cynthia que su respuesta fue, “mama, como  cuando en Lion King”. Presentar a la niñez es, ciertamente, un momento emotivo para la familia de la criatura, especialmente  para los padres. Pero como observó Benjamín, es mucho más  que eso. La presentación es un momento para la congregación.  Es una oportunidad muy particular para reevaluar nuestra  presteza y disposición a la función básica de la comunidad de  seguidores de Jesús. 

La lección del evangelio para esta mañana se encuentra en el  Evangelio según San Juan. De los cuatro evangelios, Juan es el  más peculiar. Permítanme ser franco con ustedes. Juan, el  evangelio, es más que peculiar. Yo le llamaría hasta extraño. A  Juan le está muy sin cuidado si el orden de su narrativa tiene  cohesión. Si decimos que los primeros tres evangelios, en su  hilvanar narraciones, tienen como propósito contar que fue lo  que hizo Jesús para explicar el porqué de las cosas que  sucedieron, podemos decir que Juan tiene como propósito exponer ideas en forma de enseñanzas para explicar quién es  Jesús y así dar sentido al porqué de las cosas que sucedieron.

La idea principal que busca Juan afirmar a través del evangelio  es que lo divino, lo eterno, ha irrumpido en lo mortal. En la  persona de Jesús, Dios se hace presente, cercano, solidario,  cotidiano, humano. Desde el principio del evangelio, Juan hace  esta afirmación. Y si es cierto que lo divino no solo se acerca a  lo humano, sino que habita, se mueve, y vive en nuestro  entorno y con nosotros está en el meollo del diario vivir,  entonces pudiéramos afirmar que por y a pesar,

  • de que los huevos están casi literalmente a peseta,

  • de que el costo de energía sigue subiendo,

  • de que hay puentes de uso público en nuestro país rellenos con cartón,

  • de que aún hay servidores públicos que los agarran con las  manos en la masa, 

  • de que hay millones desplazados por guerras y crisis  político-económicas en la frontera mexica-estadounidense, en la frontera de Europa occidental, en el  sur asiático y a través del continente africano,

  • de que a pesar que el 2022 fue el 6to año más caliente del planeta en récord, 

  • de que el Alma Mater de muchos de nosotros está en precario por la intencionalidad de la clase política del país,

  • a pesar de que el Paseo de Diego parecería que pisa y no  arranca,  

en esta mañana somos retados y animados por el testimonio de  Juan, evangelista, quien comienza su escrito con una buena  noticia: la acción divina “fue (hecha) carne, y habitó entre  nosotros (y vimos su gloria, [la mismísima gloria divina]), lleno  de gracia y de verdad.”

Justo después de semejante apertura a su evangelio, ya  andamos por el versículo 19 de Juan 1, varios líderes religiosos  y políticos de la colonia, en este caso la Palestina del siglo 1ro, se le acercaron a otro Juan, apellidado por la tradición como El  Bautista. Este Juan estaba a un lado del histórico Río Jordán,  anunciando que esa fuerza divina hecha ser humano estaba  entre la gente de aquella época, y que había que prepararse  para semejante presencia. Los agentes del orden público  colonial le preguntaron si él se consideraba profeta, pastor, o  tal vez Dios encarnado.

El escritor del evangelio no sugiere porque tanto interés del  gobierno colonial por Juan el Bautista, pero estudiosos del  texto bíblico y del momento histórico sugieren que el interés no  era religioso, sino político. Una experiencia o un mensaje que  atraiga al pueblo con esperanza puede causar que el pueblo se  ponga a analizar lo que está pasando, y a atreverse a articular  que la causa de los pesares y dificultades por las que se estén pasando no son culpa del pueblo, sino de políticos que, en vez  de estar entre el pueblo, hablar esperanza, y actuar solidaridad,  se gastan en ciclos de 4 años en posicionarse en el poder.  

Nos toca practicar. Y es que la fe no se sabe. La fe se vive. La fe no se enseña. La fe se comparte.

La mejor manera de cualquier político, en el siglo 1ro o en el  siglo 21, especialmente en una colonia, de mantenerse en el  poder, es controlando los recursos de esperanza, paz, justicia,  salud, y bienestar. El que venga un grupo de vecinos a  organizarse y a hacerse presente, cercano, solidario, cotidiano,  humano, y a organizar respuestas a las dificultades del diario  vivir, un grupo fuera del círculo político, es una afrenta al orden  político y religioso. Quienes viven en palacios de mármol pagos  con impuestos del pueblo que debieron ir a arreglar techos  quebrantados por temporales no les conviene un pueblo organizado fuera del sistema que ha sido creado. Y no nos quede ninguna duda. El sistema político y social que se nos ha  construido es uno que beneficia la competencia feroz,  construida sobre la marginación intencional y la despreocupación por el bienestar del prójimo. Juan el Bautista lo único que hizo fue ir al Río Jordán a clamar en el desierto, y a enderezar caminos para que todos puedan estar presente, cercano, solidario, y cotidiano junto a la divinidad que se había  acercado al mundo.

Juan el Bautista deja claro que él no es ninguna de las cosas que  las autoridades coloniales estaban buscando. Pero que nos  quede claro, de ninguna manera Juan el Bautista intentó  alejarse del propósito de su trabajo. Su propósito no era atraer  gente a donde él estaba, ni reunir a personas para que lo  apoyaran. Su ministerio, su llamado, era preparar la mente del pueblo que lo escuchaba para la inminente llegada de Dios  entre nosotros.

La lección de esta mañana la encontramos en el evangelio  según San Juan, capítulo 1, comenzando en el versículo 29: 

El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He  aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del  mundo. Este es aquel de quien yo dije: Después de mí  viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo. Y yo no le conocía; mas para que fuese manifestado a Israel, por esto vine yo bautizando con agua.

También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que  descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él. Y  yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con  agua, aquel me dijo: Sobre quien veas descender el  Espíritu y que permanece sobre él, ese es el que bautiza  con el Espíritu Santo. Y yo le vi, y he dado testimonio de  que este es el Hijo de Dios. 

El siguiente día otra vez estaba Juan, y dos de sus  discípulos. Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: He aquí el Cordero de Dios. Le oyeron hablar los dos  discípulos, y siguieron a Jesús. 

La buena noticia para nosotros, para Río Piedras, para nuestro  país y para el mundo entero en esta mañana es que Dios se hizo  ser humano, estuvo entre nosotros, y aún con nosotros está.  Ahora, el reto es seguir el ejemplo de Juan el Bautista. Nuestro rol como seguidores de Jesús, de su ejemplo de presencia, cercanía, solidaridad, cotidianidad, y humanidad, no es que la gente venga a donde nosotros, ni mucho menos que la gente se  convierta a nosotros. Nuestro rol, como el de Juan, es preparar la mente y corazones de la gente para la inminencia de la presencia de Dios en la gente.

Para poder hacer eso, tenemos que también estar  continuamente nuestra mente y corazones para que cuando Jesús vaya pasando por ahí, le podamos reconocer y decir lo  que Juan el Bautista, Ahí Está Jesús. 

  • Hay que estar listos para poder decir Ahí Está Jesús en la reunión de vecinos del pueblo que les piden a ustedes  espacio para organizar comida, refugio, atención médica, y  tranquilidad para todos los que viven en el casco del  pueblo.  

  • Hay que estar listos para decir Ahí Está Jesús en el Bori, en  el Paseo Bar, y en los helados de los chinos quienes  ofrecen espacios para que la gente se encuentre, se  conozca, comparta y se organice.

  • Hay que estar listos para decir Ahí Está Jesús en cada  familia que puede esta noche dormir tranquilos y bien  refugiados por el techo nuevo que gente extraña, de miles  de millas de distancia, vinieron y les pusieron. 

  • Hay que estar listos para decir Ahí está Jesús en la  Parroquia de El Pilar, en la Evangélica Unida de la Arzuaga,  en la Iglesia Cristo Sanador de la Robles, y aún en la  mezquita de la Calle Padre Colón. 

  • Hay que estar listos para poder decir Ahí Está Jesús en el trabajo de hijas e hijos de esta congregaciones quienes  desde la sala de emergencia, el salón de clase, el lente fotográfico, el bizcocho para la fiesta, el volante de la guagua que busca niñas y niños de todo el pueblo, la  bitácora de contabilidad bien cuadrada, la asistencia legal, la hospitalidad de la sala de su hogar, y hasta en los  bombones en la guayabera del domingo, dan testimonio de que se puede ver y vivir con Jesús aquí, allá, y a través de todo Río Piedras y el Mundo. ¡Jesús Está Ahí!

En medio de todo eso, en el medio de la cuadra de la Ave  Constitución, Calle Roble, Calle Brumbaugh y el Paseo de Diego,  esta iglesia ha estado ahí reconociendo y apuntando a Jesús en  los momentos más gozosos y desastrosos que ha  experimentado esta comunidad. Tenemos experiencia de ver a  Jesús, pero nos toca seguir practicando. Porque las  circunstancias que nos tire la vida nos requieren, no descansar  en lo que hemos logrado en el pasado, sino en la capacidad que  tenemos para prepararnos para ver al Jesús que nos va a llegar  de manera nueva y buena para lo que tengamos que enfrentar.

Nos toca practicar. Y es que la fe no se sabe. La fe se vive. La fe no se enseña. La fe se comparte.

Esa práctica requiere compromiso e intencionalidad. Y hace un  rato practicamos ese compromiso con intencionalidad. Cuando  presentamos a Daniel André hace un rato, oramos y bendijimos a Daniel y a sus papás. Nos unimos al gozo que representa  Daniel para toda su familia. Pero como sugirió Benjamín en su  interpretación, también se nos presentó a Daniel André. Hace un rato conocimos formalmente al nene de Mari y de Gabo, y  nos comprometimos con él. Nos comprometimos con él a que  íbamos a mostrarle donde está Jesús, y a enseñarle a  reconocerlo. Y algún día, según el don de la gracia de nuestro  Señor, Daniel podrá conocer a Jesús, no porque se lo  atosigamos, sino porque fuimos fieles en señalarle a él y a  todos quienes nos rodean, en lo extraordinario y en lo ordinario, mira, ahí está Jesús. La gracia salvadora de Dios hará  el resto.

Nos toca preparar el camino. Nos toca discernir el momento  que nos ha tocado vivir. Seamos valientes. Cuando  reconozcamos a Jesús, dígalo, textéelo, socialícelo para que lo  vea todo el que le preste atención: Ahí Está Jesús.